domingo, 12 de mayo de 2013
La historia de como vivir 1 año sin internet
Paul Miller acabó de terminar su experimento: estar 'offline' 365 días.
La idea de que Internet podría ser un estado antinatural para los seres humanos, y el cansancio y agobio de la vida moderna –como dice en su blog–, hicieron que el periodista Paul Miller emprendiera un duro experimento: recluirse del mundo virtual durante un año.
Arrancó en mayo del 2012 convencido de que la red era una distracción que lo volvía improductivo y que liberarse de eso lo haría un mejor ser humano.
“Pensé que estaba corrompiendo mi alma”, dice este hombre que paradójicamente es periodista de tecnología en Nueva York, del sitio web The Verge.
Así, Miller reemplazó su smartphone por un teléfono de primera generación que solo le permitía llamadas de voz y mensajes de texto.
Se olvidó de hablar con su familia por Skype, de consultar mapas virtuales para orientarse y en vez de enviar un correo electrónico caminaba hasta la oficina postal.
Comenzó a tener más contacto con las personas en la vida real y consiguió entregar en los tiempos establecidos sus artículos, que debía reportear al modo antiguo: ‘face to face’. “Quería un descanso de la vida moderna, de la rueda de hámster que es el correo electrónico. Quería escapar”, enfatiza.
Intento fallido
Sin embargo, las reflexiones publicadas en Internet, doce meses después de empezar su experimento, inician con un “me equivoqué”.
Al principio se sintió libre y le gustó la forma en que veía transcurrir la vida. No obstante, la desconexión se tornó insoportable. Del correo electrónico dice que al principio le emocionaba recibir cartas físicas, del puño y letra de quienes lo apoyaban.
“Me acuerdo de una niña que me escribió ‘gracias por desconectarte’, y eso me hizo feliz”, anota, aunque responder una docena de cartas a la semana se le volvió tan tedioso como contestar los mensajes de correo electrónico.
Además, se volvió un hombre solitario y ante la ausencia de las redes sociales no supo que pasó con dos de sus amigos. “Mi plan era salir de Internet para encontrar al verdadero Paul y ponerme en contacto con el mundo real”, dice Miller, quien asegura que el verdadero Paul y el mundo real están ligados a Internet.
Y concluye con algo que le escuchó a un teórico de la web: “Hay mucho de realidad en lo virtual, y mucho de virtualidad en lo real”. Y remata: “Me sentí fuera de sincronía”.
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